Aplicar la mirada ética a la gestión del conocimiento, significa hablar de la priorización de áreas de interés en la investigación y su aplicabilidad, en la formación y en la docencia. Implica, la manera de generar, custodiar, difundir y manejar el conocimiento.
Su objetivo es preservar la responsabilidad y utilidad social, la confidencialidad y pertinencia de las mismas, así como velar por el equilibrio entre los intereses de los profesionales, las instituciones que las financian y la traslación a la práctica clínica y a la ciudadanía de resultados libres de conflictos de interés.