Las personas son agentes morales autónomos, con capacidad para tomar decisiones informadas y responsables en relación a la salud, tanto a nivel individual como colectivo. Asimismo, los y las profesionales deben actuar como agentes facilitadores del respeto a los derechos y deberes de las personas, y la utilización de los recursos y servicios sanitarios desde un sentido de cooperación y corresponsabilidad.
Los principios de la bioética delimitan las zonas de los valores morales, de los cuales surgen derechos y deberes tanto de pacientes y personas usuarias como de profesionales sanitarios, así como garantías de sus organizaciones, tanto en el área de la práctica clínica como de la investigación, la gestión o la evaluación de tecnologías.